Cómo elegir la leche de fórmula más adecuada a mi bebé (según su edad y necesidades)
La alimentación de nuestro bebé es una de las decisiones más importantes y difíciles que debemos tomar los padres. No es una cuestión cualquiera, que estén bien alimentados es vital para el presente y futuro de nuestros hijos, porque de ello depende que crezcan sanos y fuertes y se desarrollen adecuadamente tanto en el aspecto físico como el intelectual. Es una inversión a largo plazo, ya que una buena alimentación durante los primeros años de vida influirá muy positivamente en sus habilidades físicas y emocionales en el futuro.
Lactancia materna
Si en algo coinciden todos los profesionales de la salud, es que la lactancia materna es la mejor opción a nivel nutricional durante los primeros meses de vida, de hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida ya que son muchos los beneficios a nivel físico y emocional que aporta este tipo de alimentación natural.
No obstante hay ocasiones en las que por razones médicas, estilo de vida, determinadas situaciones sociales y/o familiares, incluso comodidad, se quiere optar por la alimentación a base de leche de fórmula, pero eso no significa que se tenga que renunciar a una alimentación saludable o completa para nuestros hijos.
Cómo elegir la leche de fórmula más recomendada para mi bebé
Partimos de que la leche materna es imposible de reproducir al 100%, hay determinados componentes, algunos aún desconocidos, que no se pueden fabricar ni obtener por otros medios, pero aun así, las fórmulas infantiles se basan en su composición y consiguen combinaciones de proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales, etc. que las convierten en una perfecta alternativa a la lactancia materna.
Por tanto, lo más importante a la hora de elegir un tipo de leche de fórmula láctea es que su composición se asemeje lo máximo posible a la leche materna y que, a la vez, incluya los nutrientes esenciales imprescindibles para el correcto desarrollo de todas las funciones del niño.
Además su composición debe ir variando para adaptarse a las necesidades del bebé en el tiempo como lo hace la leche materna.
Qué nutrientes esenciales deben estar presentes en una fórmula infantil y en qué debemos fijarnos
La proteína debe estar presente en dos formas (al igual que en la leche materna): el suero de leche y la caseína. La primera se digiere mejor que la segunda por lo que lo ideal es que el suero de leche se encuentre en mayor proporción y que, en la información nutricional, se especifique el porcentaje de cada una de ellas.
Las grasas son fundamentales para el correcto desarrollo del sistema nervioso central. Entre los ácidos grasos esenciales destacamos el DHA, se trata de un ácido graso omega 3 que contribuye al normal desarrollo visual de los lactantes, hasta los 12 meses de edad, por ello resulta esencial su presencia en las leches de fórmula.
Otro de los ácidos grasos esenciales poliinsaturados que no debe faltar es el AA (Omega 6), que junto con el hierro, contribuyen al normal desarrollo cognitivo del bebé.
Lo que no conviene que contengan es aceite de palma, que no debemos confundir con el ácido palmítico que sí está presente en la leche materna. Este suele aparecer como betapalmitato en fórmulas infantiles de última generación y es interesante porque ayuda a la absorción de los nutrientes.
Los azúcares, al igual que en la leche materna, deben estar presentes sólo como Lactosa. Por supuesto, nunca azúcares añadidos, ni edulcorantes. La leche materna aporta lactosa como fuente de carbohidratos.
Fibras: Los galactooligosacáridos están presentes en la leche materna y en algunas de las fórmulas infantiles del mercado y son considerados como prebióticos que fortalecen el sistema inmune del bebé y le ayudan en su confort intestinal. Al ser ingredientes que de manera selectiva se vuelven fermentables, aportan al lactante cambios específicos en la composición y/o actividad de la microflora gastrointestinal, produciendo beneficios tales como la reducción del riesgo de desarrollo de alergias y dermatitis atópica en el lactante.
Bifidobacterias: La presencia de bifidobacterias y lactobacillus provocan una modificación en la absorción de los nutrientes que se producen a través del intestino, produciendo así un confort digestivo en el bebé, mejorando sus deposiciones y produciendo menos probabilidades de que este sufra cólicos.
Los nucleótidos, también presentes en la leche materna, entre otras funciones, incrementan la respuesta inmunológica del bebé para evitar procesos infecciosos y contribuyen a la maduración del intestino y al desarrollo de una flora intestinal como la que desarrolla el bebé alimentado con leche materna, por lo que no deben faltar en las fórmulas infantiles.
Y por supuesto, para terminar, las vitaminas y minerales:
La presencia de calcio resulta necesaria, pues ayudará al fortalecimiento de sus huesos y dientes.
El hierro favorecerá el fortalecimiento del sistema inmunitario, así como el desarrollo cognitivo adecuado del bebé.
El zinc, resulta un mineral fundamental para su crecimiento.
En lo que se refiere a las vitaminas, estas resultan esenciales para favorecer la absorción de ciertos minerales como el hierro y el calcio. Resulta indispensable la presencia de las vitaminas A,B,C y, en especial, la vitamina D que no está presente en la leche materna y que se suele suministrar al bebé con suplementos.
Otros factores a considerar
Cuando buscamos la mejor opción de alimentación para nuestros hijos, la elección de productos Bio y con materia prima 100% ecológica debe ser una de nuestras primeras opciones. Los productos ecológicos no utilizan ni pesticidas, ni químicos, ni fertilizantes, ni hormonas de crecimiento, ni modificaciones genéticas que puedan alterar los componentes originales de los alimentos. Además, los rigurosos controles a los que se someten las producciones ecológicas garantizan un producto natural y respetuoso con el medio ambiente.
Como ya mencionamos anteriormente, es importante que también las leches infantiles adapten sus formulaciones a cada etapa de crecimiento y desarrollo del lactante y suelen comercializarse formulaciones para 3 fases del desarrollo. Precisamente, una de las dudas más frecuentes de los padres, es cuándo dejan de tomar leche de fórmula los bebés. Lo ideal es seguir las pautas de alimentación que nos marque el pediatra, pues dependerá del desarrollo de cada niño, pero lo habitual es que el bebé deje de tomar leche de fórmula de manera exclusiva hacia los 6 meses, pero seguirá complementando su alimentación con la fórmula láctea hasta los tres años.
El pediatra o la enfermera también pueden asesorarnos en relación a cuánta leche de fórmula toma un bebé. También es aconsejable seguir las indicaciones de las tablas de dosificación de cada fabricante en función de la edad del lactante.
Por último, no podemos olvidar un factor importante como son el aroma y sabor del producto que deben ser del agrado del bebé. Adicionalmente, es importante que tenga una buena solución para evitar grumos y obstrucciones en el biberón.
Esperamos que la información sea de vuestro interés y os ayude a despejar las dudas más habituales a la hora de decidir la fórmula más adecuada en cada caso.
Desde BioNubén hemos desarrollado unas fórmulas infantiles de última generación, fabricadas bajo los más estrictos controles de calidad y seguridad alimentaria, para satisfacer todas las necesidades de los más pequeños. Nuestras fórmulas son Bio, con ingredientes ecológicos y sin aceite de palma. Suscríbete a nuestra Newsletter y aprovecha nuestra promoción por primera compra y benefíciate de un descuento de 5€.